La salud que viene: un abordaje integral para un verdadero bienestar

Esta transformación se traduce en la incorporación de la salud mental a la agenda pública, empresarial y educativa. La Estrategia de Salud Mental del Sistema Nacional de Salud 2022-2026 supuso una reflexión profunda sobre la salud mental en nuestro país. La Junta de Castilla y León ha dado pasos firmes en esta línea con la Estrategia de asistencia en salud mental 2024-30, la Ley de proyecto de vida o el desarrollo de la figura de la asistencia personal, herramientas clave para un modelo diferencial que refuerza la atención y la coordinación entre servicios, apuesta por la intervención temprana y sitúa la sensibilización como línea prioritaria. La salud emocional deja los márgenes para ocupar un lugar estable en las políticas de bienestar.

La urgencia de este cambio se hace especialmente visible en la población joven. En los últimos años han aumentado los casos de ansiedad, depresión y malestar emocional, en un contexto de presión académica, incertidumbre y exposición constante a redes sociales. Su entorno reclama más herramientas para acompañarlos, y crecen los programas de educación emocional y las campañas que animan a pedir ayuda y cuidar también la salud mental.

Este avance, necesario y positivo, no puede olvidar a quienes necesitan apoyos más intensos y estables: las personas con trastorno mental grave y crónico. Enfrentan barreras en el empleo, la vivienda, la participación comunitaria o la propia construcción de una identidad no definida por el diagnóstico. Responder a este desafío requiere enfoques innovadores como el de Atención centrada en lo importante para la persona (ACIP), que superan la lógica asistencial y avanzan hacia ecosistemas de apoyos personalizados y centrados en aquello que la persona considera significativo en su vida, capaces de adaptarse a su proyecto vital y no al revés, generando entornos que facilitan la recuperación, la inclusión y la participación real en la comunidad. Es un reto profundo: construir una sociedad suficientemente flexible como para abrazar la pluralidad de formas de estar en el mundo, sin exigir que la persona encaje en moldes rígidos.

Castilla y León cuenta con entidades sociales cuyo trabajo les sitúa como referentes en esta transformación de la atención a la enfermedad mental. Organizaciones de iniciativa social como Fundación INTRAS, con más de 30 años de trayectoria, trabajan desde la cercanía al territorio y a las necesidades reales de las personas, desarrollando proyectos de innovación social, investigación aplicada e iniciativas europeas que mejoran la autonomía, reducen el aislamiento y crean herramientas tecnológicas que acompañan procesos de recuperación. Su experiencia demuestra que la I+D también puede —y debe— orientarse a la salud mental y a la calidad de vida de quienes viven en nuestra Comunidad.

Construir un modelo de salud integral real es responsabilidad compartida. Las empresas han comprendido que el bienestar emocional influye en la productividad, el clima laboral y la retención del talento; los centros educativos incorporan competencias socioemocionales; las administraciones trabajan para fortalecer recursos especializados; y la ciudadanía está dispuesta a hablar de salud mental con naturalidad, contribuyendo a reducir el estigma de la enfermedad mental. Es necesario continuar innovando e incorporar a este proceso transformador a todo el entorno de las personas, más allá de sus familias, contando con los profesionales como elemento clave para hacer frente a los retos de atención y calidad de vida de las personas más vulnerables.

Hoy la salud mira a la persona en su totalidad, reconoce la importancia de lo emocional y lo social, incorpora la innovación y la prevención, y apuesta por modelos de apoyo más humanos y eficaces. Una salud que no deja a nadie atrás: ni a los jóvenes que hoy expresan su malestar con claridad, ni a quienes viven con una enfermedad mental grave y necesitan apoyos estables para construir una vida plena, segura y con sentido.